15 de junio de 2009

El sexto sentido del turismo en Canarias

Las “frases hechas” habitualmente están cargadas de sentido común. Una de tantas: “lo que funciona no se debe tocar” desde luego no es aplicable al turismo en Canarias. Nuestro turismo hace ya bastantes años que no funciona convenientemente y por lo tanto este desgraciado hecho merece todos los debates que ocasiona y que por supuesto seguiremos viendo, escuchando y leyendo en cualquiera de los innumerables foros que la actividad, imprescindible para la economía canaria, suscita.


Imbricados en estas desiguales fórmulas magistrales hay mensajes que palpan la opinión a la espera del mayor consenso a la hora de tomar algunas decisiones estructurales que necesariamente pasan por tocar la médula del futuro de aquellos que trabajamos en casi en cualquier cosa en Canarias (piense usted si no en alguna actividad en nuestra Comunidad que directa o indirectamente no tenga que ver con el turismo).


Una de estas decisiones pasa por saber definitivamente si queremos nuevas camas hoteleras y/o extrahoteleras o si las que ya tenemos sean, como es lógico, de mayor calidad (por lo menos aquellas no reconvertidas en residenciales que por ahora tampoco se podrán vender). Efectivamente parece razonable, a priori, que si queremos las dos cosas la solución no es tan difícil: “¡¡más y mejores camas para nuestro turismo receptivo!!”, pero estarán de acuerdo conmigo que “el turismo receptivo” ha tocado hace tiempo techo y por lo tanto seguir aumentando la oferta (aunque sea diferenciada) no tiene mucho sentido. Pero si los foros que continuamente ponen el debate sobre la mesa no se ponen de acuerdo, y lo que es peor buscan (algunos) múltiples imaginativas piruetas, acompañadas por supuesto de sus necesarias leyes para hacer más camas (eso sí de cinco estrellas), es que detrás del sentido común hay como mínimo un sexto sentido, ya saben ese que sólo algunos tienen y que aunque no está demasiado claro parece ser que si existe.


Creo por lo tanto que no está siendo (ni será) una decisión fácil de tomar y que como mínimo hay tres factores (entre otros) a tener en cuenta: 1) en Canarias no es procedente meter más cemento para este cometido, 2) tenemos zonas en donde el cemento está muy deteriorado y eso está siendo, desde hace muchos años, la muerte del turismo en algunas insignes zonas de nuestra comunidad que están en la mente de todos y 3) esta decisión deber ser tomada por el conjunto de la sociedad, es decir, por todos aquellos que nos jugamos el futuro de nuestra vida y de nuestro trabajo en esta tierra, y no por unos pocos aunque los hayamos votado (en listas cerradas dicho sea de paso).


Por último creo que sería bueno que todos los profesionales del turismo instemos a aquellos que no se manejan por esos destinos, urbanizaciones, hoteles… deteriorados por diferentes razones y sin soluciones adecuadas en el tiempo, a que los visiten y piensen que podemos hacer al respecto y juntos ayudemos a aquellos que deben tomar las decisiones necesarias y sostenibles para Canarias.


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